Lago Gral. Carrera
440 Kilómetros en 7 días y 12 horas 56 K diarios
El año pasado hicimos la ruta de los libertadores corriendo de Plumerillo (Mendoza) al monumento de la batalla de Chacabuco haciendo la ruta del Gral. Las Heras.
Este año el lugar escogido fue recorrer todo el camino que rodea al lago Gral Carrera y Buenos Aires en la Patagonia Chilena y Argentina en pleno invierno.
El inicio de la Travesía fue cuando salimos de Coyhaique el 13 de agosto, partí corriendo el 14 y la idea era terminar el 21 de agosto 8 días después. Pedro Chepo Sepúlveda, ex Militar Comandante de la zona por varios años, seria quien me daría el apoyo en esta travesía y quien diseñó la ruta. Yo estaba tranquilo, conocía al Chepo y sabia que estaba en buenas manos. El entendería rápidamente lo necesario para ayudarme.
Salimos desde Coyhaique hacia el punto de partida luego de habernos abastecido de lo necesario en alimentación para estos 8 días. El tiempo de este trayecto seria de unas 5 horas que se cumplieron. Llegamos por la tarde a Puerto Sánchez, el punto de partida en el extremo Noroeste del lago.
El Chepo armó el campamento al lado del lago, al costado de un potrero con vacas y con ovejas sueltas por todos lados. La vista en este lugar era un presagio de lo que nos esperaba: una combinación de agua, montañas, nieve y árboles increíbles.
El plan diario y las reglas eran las siguientes:
Levantarnos a las 6:30 para ojalá estar corriendo a las 8:00hrs, hacer un descanso y almorzar luego de unos 35 a 40 Km para continuar por la tarde con unos 15 a 20 Km mas. Después comer y dormir.
Las reglas: nada de hoteles u hospedajes fuera de mi carpa, nada de restaurantes ni duchas, ni música para correr.
Pedro me dijo riéndose…¿Y porque no te pones unos garbanzos en las zapatillas? Chuta no era mala idea!!! Jajaja.
La idea de esto entre otras cosas era conmemorar las condiciones en que los colonos vivieron y trabajaron acá. Creo que en este tipo de eventos el kilometraje diario es un tema, pero las condiciones en que se hace es lo realmente difícil. Esta era la tierra de los Tehuelches, con mucho respeto por sus espíritus también eran el motivo de restar comodidades.
La camioneta avanzaría 10 k y me esperaría para comer algún Carbo rápido y seguir hasta el término del día; el descanso sería en una carpa bastante chica. Tenia conmigo un tracker Inreach Delorme que estaría enviando una señal cada un minuto al satélite para poder seguir la ruta. Esto fue tan exacto que llegando a Chile Chico apareció un auto para acompañarme, ellos me estaban siguiendo y sabían donde estaba. También me paso saliendo de Los Antiguos en Argentina, una persona me llamo por mi nombre, pare y me dijo que estaba siguiendo la ruta y salió al jardín cuando venía pasando. Así de eficiente funciona.
La camioneta tenia un ETREX 30 registrando la ruta y yo un Fenix 2, un 910 para indicarme el kilometraje y una cámara de fotos y videos VIRB todo de Garmin. Portábamos también dos teléfonos satelitales, medidor de viento y temperatura.
Finalmente las cosas se dieron un poco diferentes: Salíamos normalmente como a las 9:00hrs y suspendimos el descanso del medio día para continuar el máximo posible ya que se hacia de noche muy temprano, 18:30 hrs. ya estaba obscuro.
Esto me afectó los primeros días ya que estaba haciendo una comida “fuerte” al día y terminaba muy cansado así es que las pastas de tres minutos salvaron un par de días, pero este descanso lo hacíamos lo mas corto posible. Lo otro que afectó el ritmo de avance fue la enorme cantidad de subidas y bajadas, el primer día de 55K solo 5 k fueron planos, otros días no tuve la misma suerte hasta que llegamos a la Pampa Argentina. A esto le sumamos el viento con rachas en contra de mas de 40 kph, y parejo de 25 kph, mas la lluvia ocasional y el frío lo hacia mucho mas complicado.
El frío fue un compañero permanente. Hubo varios tramos en que no entraba en calor corriendo, había que ser cuidadoso con la cantidad de ropa. Sobre abrigarse genera mas transpiración y humedad, al aumentar el viento o parar un poco esta humedad seria muy desagradable y riesgosa así es que el frío era casi permanente. Al terminar del día y parar me enfriaba muy rápido, tenia que cambiarme por la ropa para dormir y abrigarme lo mas posible, luego de comer a instalarme en la carpa para una persona era muy estrecha ponía un saco liner dentro del otro, mas un viby por la humedad.
Trate de usar la misma ropa el máximo de tiempo posible así es que por la humedad la ponía entre los sacos para que se secaran y amaneciera mas tibia. La levantada era un trauma, salir del saco al frío, cambiarme de ropa era difícil. La tentación de quedarme una horita mas era muy difícil de vencer. Esta rutina la repetimos todos los días.
Al tercer día ya tenia una lesión fuerte en mi pie izquierdo. El empeine inflamado y morado lo que me hacia pensar en lo importante que es un buen entrenamiento cosa que no hice y me arrepentía en cada paso. Luego esta lesión se fue extendiendo al tobillo y luego a la pierna hasta el punto en que el día 7 no pude seguir corriendo en el Km 17 app. Ahí camine 3 K hasta la camioneta, aplique un menjunje que me regalo Ray Zahab, me puse unos calcetines de compresión Lurbel y cambie a unas zapatillas mas rígidas las Faas 600 T Gore Tex. Con estos cambios pude retomar el trote pero muy lento, ahora en la Pampa Argentina no tenia las subidas y afortunadamente tampoco hubo viento, pero estaba el dolor: es la ley de las compensaciones digo yo.
Por una diferencia que es normal en estas cosas sacando las cuentas vimos que faltaba un tramo en kilometraje así es que al final en vez de los 31K programados para el ultimo día serian 55k lo que me dejo una jornada completa para el final. El sexto día, segundo en la pampa Argentina, no había muchos espacios limpios de plantas para acampar, así es que Chepo encontró un lugar a unos 15 kilómetros de donde se suponía terminaba ese día. Quedamos en que yo correría y el me iría a buscar para regresar al campamento y retomar el día siguiente desde ahí. Se hizo de noche y obvio me puse a pensar en los pumas. En todo el día solo pasaron 7 vehículos y hacía mucho rato que no pasaba ninguno. Vi ñandues, huemules y ovejas.
Hubiera sido espectacular ver un Puma (por el auspiciador) etc. La sensación de estar solo de noche en la pampa con la camioneta a unos 13 kilómetros de distancia no dejaba de ser extraño, sobretodo cuando miraba para los lados y veía el reflejo de los ojos de algún animal, si era puma solo pensaba que ojalá hay tenido un buen almuerzo ese día. Luego vi la luz de la camioneta que venía, me alcanzó dejamos registrado en el Inreach y con una pila de piedras marcamos el lugar para partir al día siguiente. Esa noche fue lejos las mas fría. El séptimo día acampamos a unos 500 metros de la aduana Argentina el paso Ing. Palavecini, así es que al día siguiente y último camine hasta la aduana. El dolor y la inflamación de mi tobillo estaba aumentando. Apenas pasamos la barrera empezaron las subidas y bajadas nuevamente, como esto fue lo que me lesionó me di cuenta que seria un día largo y doloroso.
Hice 25 K en 5 horas, así es que le dije al Chepo que tendríamos que ver la forma de parar el mínimo posible desde Puerto Ibáñez hasta el fin del camino en la península de Levicán. Le pedí que me esperara cada 5 K luego cada 2,5 y así sin detenerme, llegamos al Km 48, ahí le pedí que me espere cada 2k y cuando faltaban 3k le pedí que se quedara atrás alumbrándome el camino, el dolor, el cansancio, el frío no quise perder tiempo ni abrigándome y el hambre estaban causando estragos. De pronto vi la luz de un faro que indicaba el término de la travesía. El Chepo se puso a tocar la bocina y luego de 12 horas habíamos llegado al fin del camino, nos abrazamos con la emoción de haber cumplido ambos con nuestra parte. Sin la calidad de su ayuda y apoyo hubiera sido mucho mas difícil.
Luego me senté un momento al lado del lago para tratar de digerir lo que había pasado, pero había que volver a la realidad, cambiarme de ropa comer lo que quizás fueron los mejores tallarines de mi vida y prepararnos para regresar a Coyhaique esa misma noche. El Chepo me comento cuando íbamos de regreso, que era tan duro lo que había hecho y que terminábamos tan solos en forma tan anónima. Le conteste que este estilo de vida es así, correr es esencialmente una actividad solitaria, es donde te enfrentas solo a tus miedos, demonios y solo tu tienes que ser capaz de vencerlos. Nadie correrá por ti, nadie lo sufrirá por ti, pero la enseñanza el aprendizaje de lo vivido es algo que no tiene precio.
Ahora solo falta lograr el financiamiento para ejecutar el programa con los estudiantes para este año, si no todo habrá sido casi en vano.